Sunday, August 27, 2017

Oración afirmativa para recibir guía al tomar una decisión

Solo hay un poder y una presencia del Espíritu en todas partes. El Espíritu es amor y paz. El Espíritu es la sabiduría y el poder de la vida. Es la energía detrás de toda la vida, todas las criaturas, los árboles, los vientos y el cielo. El Espíritu omnipresente se revela en todos los aspectos de la vida: lo visible y lo invisible. El Espíritu es tan suave como una brisa ligera y tan fuerte como el sol del verano. La presencia amorosa del Espíritu siempre está presente en el trasfondo de toda la vida. Esta plenitud y unidad del Espíritu es rica y completa.

Mi vida es una con el Espíritu. En mí residen todo el poder y la sabiduría del Espíritu. Soy una expresión única del Espíritu, enriquecida con la vida y el amor divinos. En mi están presentes todas las cualidades del espíritu –amor, paz, sabiduría y luz–. Estas cualidades siempre están presentes en mí, y las puedo acceder en cualquier momento. Me envuelvo en el manto del amor y me abro a la sabiduría divina interior.

Desde este lugar de unidad, afirmo que sé exactamente qué hacer con esta decisión que necesito tomar. Hago un llamado a la guía del Espíritu para que me ayude a tomar la mejor decisión para mí en este momento. Le permito al Espíritu guiarme paso a paso en la dirección de mi bien más elevado. Escucho esa pequeña vocecita y le permito que me ayude. Sé que la sabiduría del Espíritu siempre está presente y me permito relajarme y volverme consciente de ella. Suelto cualquier temor o duda que podría bloquear la sabiduría del Espíritu. Entreno a mi mente con fe para escuchar a la guía interior. Invoco la bondad en mí y le permito que obre a través de mí.

Y ahora, doy las gracias por este momento de claridad y verdad. Doy las gracias por recordar esta verdad y me aferro al Espíritu una y otra vez.

Con gratitud, ahora dejo ir esta oración hacia la Ley. La dejo ir, y le permito a la Ley transformar estas palabras en acciones en mi vida.

Y así es. Amen.

Bette Smith, RScP
Centro para la Vida Espiritual, Santa Rosa

Sunday, August 20, 2017

Oración afirmativa para la salud física

Hay una Vida, una Ley, que crea, comprende y coordina todas las leyes físicas. Este Uno vive como Su creación; el Espíritu amorfo ha tomado forma para poder expresar y experimentar Su propia naturaleza. La belleza, la sabiduría, la gracia y la perfección de este Uno es la esencia y la sustancia de todo lo que es. No hay separación entre el Creador y la creación.

Este Creador perfecto vive Su vida en mí, como yo y a través de mí. Su perfección se revela en y como mi vida, mi corazón, mi cuerpo. Es mi alma y mi sustancia.

El Espíritu no puede ser obstruido, alterado o limitado. Al abrirme a esta comprensión, dejo ir cualquier idea de limitación para mí misma. El Espíritu nunca está estancado. Siempre está creando y su creación es buena. Yo soy buena, mi cuerpo es bueno. El Espíritu se renueva a Sí Mismo en mi cuerpo con cada aliento, y soy renovada. Las vivencias de la renovación y de la acción correcta se manifiestan en mi cuerpo en este mismo momento. Yo creo que mi cuerpo es la sustancia del Espíritu y que el Espíritu solamente elige lo bueno. Confío en mi propia vitalidad al apoyarme en la Presencia amorosa del Espíritu en mí y como yo misma.

Con gratitud y confianza en la bondad eterna del Espíritu, dejo ir esta palabra a la Ley Divina, a la acción creativa del Espíritu que siempre responde con un Sí.

Y así es.


Sherry Vierra, RScP
Center for Spiritual Living, Santa Rosa

Sunday, August 13, 2017

Oración afirmativa para la confianza en la vida

Dios, Espíritu, Jesús, Buda, sea cual sea su nombre, es la fuente y el sostén de todo lo que existe. Esta fuerza creativa siempre obra en favor de la creación. Es la Conciencia única que se mueve en, alrededor de, a través de y como la Vida. Es el amor y la compasión incondicional que se expresan a través de lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido. La totalidad de Dios es incontenible, inquebrantable, omnipresente, disponible al 100%, y acoge a todos en su abrazo.

En esta totalidad de Dios, yo estoy hecha del Amor de la Divinidad. Es la sustancia y la esencia de mi ser. Dios es cada aspecto de mi cuerpo, mente y espíritu. Yo soy inseparable de esta bondad. Es la naturaleza de mi ser, siempre lista para expresarse en mi vida. Me abraza con ternura mientras duermo y me besa la frente al despertar. El amor, el poder y la inteligencia de Dios caminan a mi lado, actuando para mi mayor bien. Dios es mi propio aliento y el latido de mi corazón. Yo soy el recipiente y el instrumento de la Divinidad, y estoy aquí con un propósito.

Desde esta conciencia, declaro mi palabra para mí misma. Dejo ir la charla inútil de la mente. Cuando surge un pensamiento o una emoción que no me ayuda, me doy cuenta de ello con amabilidad y permito que me guíe hacia su principio espiritual opuesto. Si siento miedo, afirmo el Amor. Afirmo que las emociones y los pensamientos inútiles se convierten en oportunidades y herramientas para recordarme la verdad de mi ser. Me abro a una perspectiva más amplia. Confío en que estoy justo donde debo estar y que Dios está conmigo. Confío en la inteligencia de la Vida en medio de cualquier situación y circunstancia. Estoy dispuesta a descubrir la verdad acerca de mí misma para conocer mi unidad con la Vida más completamente. Me acepto y me amo a mí misma y a los demás más fácilmente. Me rindo a la voluntad de Dios, agradecida por cualquier forma en que la vida se presente.

En gratitud, celebro mi comprensión de esta verdad espiritual acerca de mí misma y de todos los seres.

Sé que esta oración es conocida y está hecha en el Uno que me creó. Todo está bien.

Y así es.

Amada Colt, RScP
Center for Spiritual Living, Santa Rosa

Monday, August 7, 2017

El poder sanador del amor

Solo hay una presencia amorosa. Es la Fuente y el sostén de todo. Es la raíz y el fundamento de la vida. Esta vida es una expresión del amor de Dios, que crea de nuevo en cada momento. Es Dios, en el centro, debajo de la superficie, detrás del velo, en todas partes sin excepción. El amor es el aliento y el latido del corazón de la existencia, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido. Es la inteligencia divina y el potencial inherente en toda la vida.

Yo estoy hecha de este amor. El amor es la sustancia de mi ser. Late en mi corazón, respira y se expresa a través y alrededor de mí y como yo. Yo soy inseparable de ese bien. Le nombro Dios y Amor. Es la naturaleza y la actividad de mi vida. Este amor está adentro, debajo y detrás de todo lo que se presenta en mi vida. Estoy envuelta en su abrazo, siempre.

Desde este lugar de integridad e inseparabilidad, pronuncio esta palabra para mí y acerca de mí. Declaro que aun en la presencia del dolor y de un corazón herido, el amor aún está presente. Permito que se abra mi corazón, y siento ese lugar tierno. Estoy dispuesta a mirar profundamente dentro de mí misma. Me doy cuenta de que el amor no está ausente. Vuelvo mi atención hacia ese Amor que reside en mí, que es la fuente y el sustento de mi ser. Descanso en este santuario. Me apoyo en él y siento el amor que me sostiene. Dejo que todo aquello que sea contrario al amor se disuelva y se transforme. Permanezco en el Amor que está tan cerca como mi propio aliento. Fluye a través de mi cuerpo, gira alrededor de mí, y está en todo lo que veo, digo, hago y pienso. Tengo la seguridad de que mi confianza y certeza en esta verdad permiten que la vida y el amor se desenvuelvan perfectamente.

Con un corazón agradecido, acepto y encarno esta verdad espiritual.

Esta oración ya es conocida por, y es un hecho en, el corazón y la mente de Dios.

Y así es.

Amada Colt, RScP
Center for Spiritual Living Santa Rosa



Tuesday, August 1, 2017

Oración para la sobriedad

La creación existe por medio del amor y la voluntad de Dios. No hay nada fuera de Dios. La Divinidad es la fuente y el sostén ­­de todo lo conocido y lo desconocido, lo visible y lo invisible. Dios está presente en todas partes, en todos los mundos, en todos los universos, en todas las dimensiones y planos de la existencia. Dios es la sustancia divina del ser, formado y no formado. Dios está aquí en este momento y siempre, dando de su amor y luz de maneras infinitas e ilimitadas a toda la vida.

Yo estoy hecha de este amor infinito de Dios. Yo soy una hija de Dios. La presencia divina vive en cada aspecto de mi ser. Es mi herencia divina. Estoy hecha de esta sustancia divina. Soy inseparable de este bien. Dios respira y ama a través de mí. Dentro de mí existe ese anhelo divino de conocer plenamente la presencia total, íntegra y perfecta de Dios. No hay lugar en mi vida en el que Dios no esté presente. La presencia de Dios está en mí, se expresa a través de mí y como yo misma. Vivo en la totalidad del Uno compasivo.

Desde este lugar de unidad, pronuncio esta oración para mí y para toda la vida. Afirmo mi voluntad inquebrantable de estar presente ante la vida. Practico la gratitud con todo lo que aparece. No importa como aparezca, confío en que está aquí para mi beneficio. Estoy dispuesta a soltar las antiguas maneras inútiles de evitar, escapar o adormecerme. Recuerdo que mi poder superior, Madre-Padre Dios, Espíritu —como quiera que lo llame— es todopoderoso y siempre me ama. Me abro a Su apoyo y guía, los cuales están disponibles al 100%. Reemplazo los hábitos inútiles y busco asociarme con las personas que me rodean. Elijo la conexión en vez del aislamiento. Afirmo las decisiones, las actividades y las relaciones que apoyan mi crecimiento espiritual y mi sobriedad. Soy más amable conmigo misma y me perdono más fácilmente. Reconozco mi progreso y suelto la tendencia de pensar demasiado. Interrumpo el diálogo interno que no me ayuda y lo redirijo con oración hacia la verdad espiritual de quien soy. Los sucesos que considero como “disparadores” ahora me guían hacia pensamientos, palabras, prácticas y conexiones que afirman la vida. Acojo y permito este bien infinito en mi vida, tal y como se presenta de muchas maneras. Acepto que nunca estoy sola. Estoy consciente de que Dios es mi amigo constante, mi compañero, apoyo y guía siempre presente que me ama incondicionalmente.

Doy las gracias y celebro esta verdad espiritual.

Lo dejo ir, y dejo que Dios tome las riendas.

Y así es.

Amada Colt, RScP
Center for Spiritual Living, Santa Rosa