La única Presencia amorosa envuelve a toda la vida. Es la fuente, el suministro y el sustento de todo lo que es, creándose a Sí mismo en cada momento. En este, el hogar de toda la vida, nada queda excluido.
Por lo tanto, esta es la sustancia de mi ser. Soy uno con ello, me siento en casa en su Presencia, y somos inseparables. Estoy conectado a todo lo que es. La naturaleza divina de mi ser está presente en todo momento. Es mi aliento y el latido de mi corazón.
Desde este reconocimiento, recuerdo que aquello que busco está dentro de mí. Me abro para que la Presencia Divina trabaje a través de mí y confío que estoy en el lugar correcto en el momento adecuado. Celebro el hecho de que soy un ser espiritual viviendo una experiencia humana. Estoy aquí con un propósito y con dones únicos. Soy un instrumento de la Divinidad.
Agradezco esta verdad espiritual que se expresa a través de cada punto de conexión en esta vida única. Sé que esto ya está hecho en la mente de Dios antes de que mis palabras sean pronunciadas.
Lo dejo ir y dejo que Dios lo haga.
Y así es.
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