El amor de Dios por Sí mismo lo genera todo. Este Amor y esta Inteligencia, desde las cuales todo se ha creado, tiene una receptividad incondicional a todo lo que ha creado. Nutriéndose sin cesar, se replica infinita y continuamente como el universo interconectado, conocido y desconocido. Es la relación armoniosa puesta de manifiesto.
Esta relación armoniosa es lo que yo soy. Todas las partes de mí trabajan juntas para animar mi cuerpo e impulsarme a una mayor interacción con la vida.
Sabiendo esto, sintiéndolo en mis propios huesos, me dirijo a todos los habitantes de la vida, permitiendo que el Amor y la Inteligencia del Espíritu me anime, opere a través de mí y me conecte con todas los seres vivientes y con este hermoso mundo.
Disfrutando este milagro de interconexión, con gratitud dejo ir estas ideas hacia el Amor y sé que ya está realizado.
Y así es.