Monday, May 29, 2017

La receptividad

Hay una Vida divina y perfecta. Es la Vida del Espíritu Viviente y Todopoderoso, y está llena de alegría, paz y bondad. Esta Vida siempre está abierta y receptiva, y responde a todo lo que es, porque se está entregando plenamente a Sí misma en cada momento. Es generosa. Es abundante y es omnisciente.

Yo sé que soy una con esta vida generosa, una con el Espíritu Viviente. Su alegría es mi alegría. Su paz es mi paz. Su bondad es mi bondad.

Así pues, acepto vivir en un estado de receptividad más amplio. Acepto para mí una mayor experiencia de escuchar, de prestar atención, de un nuevo despertar y de una consciencia más profunda. Soy una persona que recibe con gracia la bondad que la vida me brinda. Respondo desde un lugar de paz y alegría.

Doy las gracias por esta nueva comprensión de mi propia naturaleza receptiva.

Suelto esta palabra de oración a la ley, sabiendo que es manifestada plenamente.

Y así es.

Diane Tapogna, RScP
Center for Spiritual Living, Santa Rosa

Monday, May 22, 2017

Guía

Hay un Aliento, una Fuente y un Sostenedor de todo lo que es. Es aquello que manifiesta desde lo invisible hacia la forma, creando desde Sí mismo en cada momento. Es Madre-Padre-Dios, omnipresente, entregándose eternamente a Su creación. Es el poder y el movimiento de la consciencia. Es el Amor que siempre está obrando en beneficio de la Vida. Es la Inteligencia Divina que ilumina, informa y guía, y es la Plenitud de la vida. No hay nada que exista fuera de esta Unidad. Está presente plenamente y disponible en cada momento.

Yo estoy hecha de esta sustancia divina. Yo soy parte de la creación. Soy inseparable del cuerpo, de la mente y del espíritu de este Uno. Vivo —y mi ser existe— dentro de Él. La respiración y el latido del corazón del Uno se mueven a través de mí. Me siento en mi casa dentro de esta Presencia, viviendo en Su plenitud, inteligencia infinita y sabiduría.

Desde esta consciencia, expreso mi palabra para mí misma. Acepto una mayor experiencia de mi conexión con la guía divina. Confío en la inteligencia que informa a cada una de mis células, cada molécula y átomo de mi ser. Acojo a mi intuición innata, que siempre obra en mi beneficio. Me abro y escucho al Dios en mí que sabe. Tomo tiempo regularmente para contemplar, orar y meditar, dándole espacio interior a mi naturaleza intuitiva para tener mayor reconocimiento y claridad. Acojo a la Divinidad en mí y le permito guiar mis decisiones, pensamientos, palabras y acciones. Descanso en el dulce conocimiento de este proceso divino, que se trata de una alineación más completa con mi bien.

Estoy muy agradecida por este cambio de consciencia, y confío en aquello que siempre obra en mi beneficio y en beneficio de toda la Vida.

Con absoluta confianza, acepto que esto ya es conocido y hecho en el corazón y en la mente del Uno.

Y así es.

Amada Colt, RScP
Center for Spiritual Living, Santa Rosa