Hay un Creador, el Arquitecto Divino de toda la vida, el único Espíritu y la Verdad del Ser, creando y dando a luz de nuevo en cada momento, elevándose infinitamente.
El Arquitecto Divino es la fuente y el sustento de mi vida. Se manifiesta en mí como una expresión individual de su naturaleza creativa. Esta es la verdad para mí y para todos. Ninguna parte de la creación está separada de este Arquitecto Divino. Todos estamos en casa, en el Uno.
Acepto la bondad infinita e ilimitada del Espíritu en medio de toda circunstancia y condición. Reconociendo la Presencia del Arquitecto Divino en mi vida, veo más allá de las nociones preconcebidas, de las actitudes y los hábitos limitantes. Doy la bienvenida a una creciente, sentida conexión y compasión por toda la humanidad y por toda la vida. Busco en mi interior lo que necesito cambiar en mi consciencia. Me doy cuenta de que nazco de nuevo en cada momento a través de la gracia del Arquitecto Divino. Como resultado, soy más amable y me perdono más fácilmente a mí mismo y a los demás. Me permito ser elevado y guiado por la Bondad e Inteligencia infinita del Espíritu.
Con gratitud, sé que lo que he declarado es conocido y está realizado ya en el campo creativo que conocemos como la Mente.
Y así es.
