La única Presencia Infinita envuelve a toda la creación en su abrazo amoroso. Nada está afuera de su plenitud y perfección. Es Madre-Padre-Espíritu, el Amado; la Divinidad; como sea que se le conozca, está presente en todas partes como toda la vida. Es la naturaleza gloriosa e infinita del ser expresándose como belleza, armonía, luz y alegría.
Sé que yo estoy hecha de esta sustancia maravillosa. Es mi aliento y el latido de mi corazón. Donde sea que esté, estoy dentro del Uno. No hay lugar donde yo termine y la Divinidad comience. Siempre me siento en casa dentro del amor del Creador. Cada aspecto de mi ser —cuerpo, mente y Espíritu— está unificado dentro de la Vida Única.
Desde este reconocimiento, declaro que, pase lo que pase en el mundo, esa verdad espiritual inmutable de mi ser siempre está en mí. Esta es mi base, que nunca flaquea. En cada situación, condición y circunstancia enfoco mi atención en mi interior para redescubrir la seguridad y la paz en el abrazo de la Divinidad.
Descanso en ese santuario y soy renovada al aceptar el apoyo, la fortaleza y la seguridad para mi cuerpo, mente y espíritu.
Con gratitud, afirmo y me entrego a esta verdad espiritual para mí y para toda la vida.
Y así es.
