El hogar

 

La única Presencia amorosa envuelve a toda la vida. Es la fuente, el suministro y el sustento de todo lo que es, creándose a Sí mismo en cada momento. En este, el hogar de toda la vida, nada queda excluido. 

 Por lo tanto, esta es la sustancia de mi ser. Soy uno con ello, me siento en casa en su Presencia, y somos inseparables. Estoy conectado a todo lo que es. La naturaleza divina de mi ser está presente en todo momento. Es mi aliento y el latido de mi corazón. 

 Desde este reconocimiento, recuerdo que aquello que busco está dentro de mí. Me abro para que la Presencia Divina trabaje a través de mí y confío que estoy en el lugar correcto en el momento adecuado. Celebro el hecho de que soy un ser espiritual viviendo una experiencia humana. Estoy aquí con un propósito y con dones únicos. Soy un instrumento de la Divinidad. 

 Agradezco esta verdad espiritual que se expresa a través de cada punto de conexión en esta vida única. Sé que esto ya está hecho en la mente de Dios antes de que mis palabras sean pronunciadas.

 Lo dejo ir y dejo que Dios lo haga. 

 Y así es.

Las finanzas

Hay un Universo abundante, y es una creación del amoroso Espíritu generoso. Este Espíritu da todos sus regalos sin restricción. No hay nada que el desbordante y generoso Bien Divino retenga o excluya. 

 Soy uno con el Espíritu y la amorosa Divinidad que me ha creado. La misma Inteligencia, la misma Mente que todo lo ha creado, vive en mí. Soy la emanación perfecta del Espíritu generoso que expresa su Vida como yo. 

 Acepto que me siento atraído naturalmente por las actividades que aportan bienestar financiero a mi experiencia. Veo, escucho y siento la abundancia del Espíritu amoroso en todo mi alrededor y participo en esta bondad. Permito que el Espíritu se entregue en la forma de la desbordante libertad y abundancia. Con facilidad y alegría, supero mis metas financieras. Mi vida está llena de riquezas. Soy rico en mi herencia divina. 

 Doy gracias por la verdad sobre mí, por mi riqueza más allá de toda medida, y porque cada día supero mis objetivos financieros. 

 Con fe y expectativa, lo dejo ir. 

 Y así es.

Las relaciones

 

El amor de Dios por Sí mismo lo genera todo. Este Amor y esta Inteligencia, desde las cuales todo se ha creado, tiene una receptividad incondicional a todo lo que ha creado. Nutriéndose sin cesar, se replica infinita y continuamente como el universo interconectado, conocido y desconocido. Es la relación armoniosa puesta de manifiesto. 

 Esta relación armoniosa es lo que yo soy. Todas las partes de mí trabajan juntas para animar mi cuerpo e impulsarme a una mayor interacción con la vida. 

 Sabiendo esto, sintiéndolo en mis propios huesos, me dirijo a todos los habitantes de la vida, permitiendo que el Amor y la Inteligencia del Espíritu me anime, opere a través de mí y me conecte con todas los seres vivientes y con este hermoso mundo. 

 Disfrutando este milagro de interconexión, con gratitud dejo ir estas ideas hacia el Amor y sé que ya está realizado. 

 Y así es.

El cuerpo

El UNO es la amada Fuente de Todo Bien. Este Bien encarna todo --lo visible y lo invisible, el poder infinito, la belleza, armonía, fortaleza y más --todo. Todo lo que es, refleja la gloria de este UNO. 

 Este UNO, este Todo Bien, me creó y sus mismas cualidades viven en mí, como yo. Yo soy una manifestación del esplendor y la perfección que es Dios, eternamente expresándose como yo. 

 Toda esta perfección divina vive como yo y se manifiesta como mi cuerpo. Mi carne es la sustancia conocida de Dios. Los ojos de Dios miran a través de los míos, contemplando la belleza y el esplendor en toda la vida. Cuido, amo y aprecio a mi cuerpo, atesorándolo porque contiene mi vida, mi espíritu, mi bienestar. 

 Todo mi ser está lleno de gratitud y alegría por mi cuerpo, es la expresión maravillosa de la Divinidad. 

 Con seguridad y confianza, suelto esta palabra hacia la Ley que lo ha hecho así. 

 Y así es.