La paz que está en el corazón de Dios vive en mí y en mi vecindario. El poder del Amor Divino siempre está expresando su armonía a través de la acción de mi vida y de la actividad de mi vecindario. Esta paz siempre está presente y no puede ser alterada ni trastornada.
Por lo tanto, acepto una mayor experiencia de paz, una manifestación más grande de alegría. Declaro que cualquier cosa contraria a la paz se disuelve, y en su lugar brota una paz pura y perfecta. Afirmo que mi vecindario está lleno de alegría, armonía y bienestar. Todo lo que necesita restaurarse se restaura a través de la acción creativa de la Mente Única.
Agradezco esta consciencia recién descubierta de la existencia de la Paz en mí, y en mi vecindario.
Lo dejo ser, ya que así es.
Y así es.
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