La vida siempre se está desarrollando de acuerdo con la armonía y el orden perfectos que hacen que todo sea posible. Hay un ritmo natural de dar y recibir, de acción y quietud, de paz y amor. Este ir y venir incluye a toda la vida, a todos los seres en todas partes.
Yo soy un aspecto esencial de este ritmo de la vida. El ir y venir se mueve a través de mí en un patrón armonioso y perfecto.
Acepto el ritmo de la vida, así como se expresa a través de mí. Me permito profundizar y confiar plenamente en lo que viene hacia mí a través de la generosidad del Dador de toda la vida. Me abro al flujo de amor y armonía, orden y paz. Vivo en la contemplación silenciosa de que la bondad de Dios está plenamente presente en este momento y me abro para aceptarla más completamente. Confío en ella totalmente.
Doy enormes gracias por este entendimiento y lo dejo ser.
Y así es.
Diane Tapogna, RScP
Centro para la Vida Espiritual, Santa Rosa
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