Monday, November 26, 2018

Oración afirmativa para los tiempos de dolor y pérdida

Hay Uno, y no hay ningún otro; ni nada que exista fuera de Aquello, la Fuente, el Fundamento y la Sustancia del Amor. Está presente en todas partes, conectándolo todo a Sí Mismo; regalándose a su creación eternamente. Es perfecto, pleno y completo, y se expresa perpetuamente a través de la vida y como la Vida. Este Madre-Padre-Dios Divino es el único corazón, el único cuerpo, mente y espíritu de todo lo que es. Esta Inteligencia omnisciente siempre actúa a favor de la Vida, manifestando lo invisible hacia la forma. Celebra y goza de su creación. Es el bálsamo del consuelo y de la compasión. Es la Alegría, la Belleza y la Paz sin causa. El Bienamado nunca está ausente. Está totalmente disponible en cada momento.

Yo estoy hecha de Esto; es mi Fuente y mi Sustento. Estoy aquí a propósito por medio de la voluntad y el amor de Dios, un lugar donde Dios se manifiesta. La Divinidad respira a través de mí, hace latir mi corazón y me renueva en cada momento. Yo soy inseparable de esta vida única, como sea que la vida se esté expresando. Todas mis necesidades se satisfacen dentro de Ella. Nunca estoy sola, el Bienamado está tan cerca como mi aliento.

Con esta comprensión, afirmo esta oración para mí misma y para todos los seres, para toda la vida. Acepto que Dios está conmigo en toda situación, condición o circunstancia. Aun en la apariencia del dolor y la pérdida, nunca estoy sola. El consuelo y la compasión de la Divinidad me acompañan en todo momento. Al abrirse en quebranto mi corazón, recibo gustosamente este bien. Le permito al dolor y a la pérdida su plena expresión; dejo derramar mis lágrimas. Permito que las olas del duelo se muevan a través de mí y que mi corazón se ablande y acoja la vida más plenamente, con una pasión y ternura más profundas. Honro los comienzos y los finales con reverencia renovada. Reconozco el ciclo natural de la vida, la continuidad y la naturaleza eterna de la vida física y espiritual de todo ser. Soy generosa y amable conmigo misma. Le doy a este proceso el tiempo que necesita. Me siento apoyada y consolada. Con ternura, integro esta experiencia en mi corazón, mente y espíritu. Soy transformada y enriquecida por esta experiencia. El amor crece en mí. Todo está bien.

Con un corazón agradecido, reconozco la verdad espiritual de mi ser, confiando en que ya ha sido conocida y hecha en el corazón y en los brazos de la Divinidad.

Y así es.

Amada Colt, RScP

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