Hay una voz quieta y tranquila que se expresa en el corazón de toda la creación. Es la voz de la Divinidad hablando de la paz y del amor. Está presente en todas partes, ofreciendo sus regalos de amor y sabiduría para todos.
Esta voz que está dentro de mí me cuenta del regalo divino del amor y de la paz. Esta voz me habla todo el tiempo, ahora y en mis momentos más tranquilos.
Declaro que al dirigirme a esta quietud interior que siempre está disponible para mí, escucho esta voz de amor y paz con más claridad. Su guía siempre está disponible para mí, no importa lo que esté pasando a mi alrededor. Me permito todo el tiempo necesario para permanecer en este santuario interior, ya que en el encuentro una tremenda presencia enriquecedora que me guía hacia mi bien más elevado.
Siento una emoción más grande que la gratitud por esa voz omnipresente dentro de mí. Estoy lleno de asombro y maravillado /a ante la perfección de la vida.
Dejo ir mi palabra con fe y confianza hacia la mente creativa que la recibe y la manifiesta en mi experiencia.
Y así es.
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