Hay una Vida, infinitamente presente en todas partes, en y a través de toda la existencia. Es la Fuente en la que vive toda la creación. Es el Poder que conecta y sostiene todo en una plenitud armoniosa. Es Amor, Paz y el Bien supremo.
Soy parte de esta unidad de la Vida. Es mi fuente y mi sustento. En Ella, vivo, me muevo y tengo mi ser. Todos somos parte de esta hermandad.
En la profundidad silenciosa de mi corazón, reconozco que esta plenitud del Espíritu impregna al mundo entero. Afirmo el reconocimiento de una visión de un mundo que funciona para todos, en que la hermandad con toda la vida crece y próspera al unísono. El Espíritu se mueve a través de la vida en este momento en la forma de equilibrio, cooperación, belleza, gracia y reverencia el uno por el otro y para toda la creación del Espíritu.
Al celebrar una visión más elevada para toda la vida en todo el mundo, me siento llena de gratitud y la alegría.
Dejo ir esta palabra de oración hacia el medio creativo divino confiando en que ya está hecho en la Mente de la Divinidad.
Y así es.
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