Provengo de y estoy sostenida por esta Divinidad amorosa omnipresente, inseparable de mi naturaleza divina. Así como esto es verdad para mí, es la verdad para toda la creación. No hay lugar donde la Divinidad no esté presente.
Por eso afirmo mi palabra para todos los seres, toda la vida, la madre Naturaleza, cada molécula, átomo y electrón. Honro la amabilidad, la atención y la devoción encarnada por las madres y todos aquellos que cuidan a otros en sus hogares, en sus trabajos, y en sus comunidades. Acepto un creciente reconocimiento de la naturaleza y el valor esencial de todos los seres, de toda la vida. Sé que los corazones se abren y crecen durante estas circunstancias mundiales tan inusuales y que están desarrollándose conexiones humanas nuevas y vitales. Las infinitas posibilidades, pensamientos, ideas y creencia en un mundo que funcione para todos son irresistibles, revelándose de maneras visibles e invisibles. Celebro los corazones maternos amorosos que moran en todos nosotros.
Con agradecimiento reconozco este cambio de consciencia. Estoy convencida de que ya está hecho en la mente y en el corazón de la Divinidad.
Y así es.
Amada Colt, RScP
Centro para la Vida Espiritual Santa Rosa
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