Hay un Espíritu viviente que es la Fuente del amor absoluto e incondicional. Este amor siempre está presente y es eterno. La naturaleza del Espíritu es el perdón, la plenitud y la sanación. 
Así como este Espíritu está presente en toda la vida, también está presente en mí en la forma de perdón, amor, plenitud y sanación. 
 
Por lo tanto, acepto que este amor está presente en todas mis relaciones: pasadas, presentes y futuras. Declaro que, si hay algo en mí que necesita ser liberado, en este momento lo dejo ir y entro en mi estado natural de perdón. En este momento, la plenitud y la sanación se reestablecen en mi vida. Me perdono a mí misma, perdono a la vida, perdono a los demás. El Espíritu me renueva y acepto una vida llena de libertad, con un corazón abierto. Mi corazón está lleno de perdón. 
 
Doy gracias por este reconocimiento, y lo acepto como algo ya hecho.
 
 Y así es. 
 
 Diane Tapogna, RScP
 Centro para la Vida Espiritual, Santa Rosa 

 
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