La aceptación del bien

Toda la vida, Dios en su totalidad, está aquí, en este momento, en este exquisito momento sagrado. Nada queda excluido. No hay ningún otro. Está en todas partes, plenamente presente. El amor irresistible y el poder creativo de la Divinidad siempre está obrando a favor de Su creación. Es la sustancia, el aliento y el pulso de todo lo que es. Su naturaleza infinita e ilimitada se expresa por medio de la creación. Esta consciencia única es una reserva ilimitada de potencial y creatividad, totalmente disponible.

Yo estoy hecha de esta sustancia Divina. Es la sustancia y la naturaleza de mi ser. Estoy conectada a todo lo que es, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido. No hay lugar donde yo termine y comience el resto de esto que llamamos Vida. Yo vivo en el glorioso fluir del Ser.

Desde esta consciencia, afirmo mi palabra para mí misma y para toda la vida. Con alegría, dejo ir cualquier pensamiento, idea o creencia en la carencia, la limitación, la separación o el miedo. Acojo la confluencia de la actividad creativa y de los eventos que obran para mi bien más elevado. Celebro esta benevolencia continua que me guía y me apoya. Al aceptar aún más plenamente mi naturaleza divina y mi valía, estas se derraman naturalmente sobre mí, e influyen en las vidas de aquellos a mi alrededor.

Estoy agradecida y cimentada en esta verdad espiritual acerca de mí misma y de toda persona. Ya está hecho en la mente de Dios.

Y así es.

Amada Colt, RScP