La paz de Dios está presente en todo momento. Es una paz profunda y constante que es el fundamento mismo de toda la vida. Todo el fluir y la actividad de la vida ocurren en el campo de la paz. La paz está en el corazón mismo de toda la creación.
Yo soy una con la paz de Dios. Esta paz es mi fundamento. Todas las actividades de mi vida se realizan en este campo de paz profunda e inquebrantable.
Declaro que tengo una tranquilidad interior que es evidente en todas mis relaciones. Me comunico de una manera clara, relajada y dulce. La paz de Dios siempre está disponible para mí, está siempre presente y acudo a ella cuando la necesito. Está presente en todas mis interacciones, y experimento una calma interior.
Doy las gracias por el reconocimiento de esta paz que es el fundamento mismo de mi ser.
Dejo ir esta palabra hacia la Ley y la dejo ser.
Y así es.
Diane Tapogna, RScP
Centro para la Vida Espiritual, Santa Rosa
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