Hay una Vida divina y perfecta. Es la Vida del Espíritu Viviente y Todopoderoso, y está llena de alegría, paz y bondad. Esta Vida siempre está abierta y receptiva, y responde a todo lo que es, porque se está entregando plenamente a Sí misma en cada momento. Es generosa. Es abundante y es omnisciente.
Yo sé que soy una con esta vida generosa, una con el Espíritu Viviente. Su alegría es mi alegría. Su paz es mi paz. Su bondad es mi bondad.
Así pues, acepto vivir en un estado de receptividad más amplio. Acepto para mí una mayor experiencia de escuchar, de prestar atención, de un nuevo despertar y de una consciencia más profunda. Soy una persona que recibe con gracia la bondad que la vida me brinda. Respondo desde un lugar de paz y alegría.
Doy las gracias por esta nueva comprensión de mi propia naturaleza receptiva.
Suelto esta palabra de oración a la ley, sabiendo que es manifestada plenamente.
Y así es.
Diane Tapogna, RScP
Center for Spiritual Living, Santa Rosa
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