Todo el poder que existe, todo el amor
que existe, toda la sabiduría que existe están aquí en este momento. Siempre
están aquí y ahora, ya que la presencia de la Divinidad reside en nuestro
interior y más allá del espacio y del tiempo. Llamémoslo Dios, Espíritu,
Inteligencia Divina; no importa cómo la llamemos, es esa fuente ilimitada de
todo, la cual vive sin fin, sin límite.
Esta Presencia Magnífica ha creado todo
lo que existe, expresándose en y a través de cada vida con su gracia y luz. El
Espíritu se está desarrollando, se está abriendo, está floreciendo y está
expresándose como la vida misma. Toda la creación es una parte de este magnífico
baile de alegría, de esta canción del Espíritu.
¡Estamos hechos de esta materia divina!
Cada vida, cada persona, ha sido creada de esta Fuente infinita de sabiduría y
luz, y es una expresión de todo lo que es el Espíritu. Dios es el corazón y el
alma de cada uno de nosotros, se mueve a través de nosotros, como nosotros
mismos. Nosotros somos la canción que canta Dios, somos el florecimiento del
amor y de la sabiduría del Espíritu. Es nuestra vida misma, nuestro aliento
mismo.
Desde esta consciencia, hablo mi
palabra para y acerca de todas las personas. Afirmo que somos seres
espirituales, que vivimos una experiencia humana y que nos abrimos a una mayor
consciencia de esta Verdad. Declaro que estamos aquí a propósito y en buena
hora; somos el lugar donde Dios se manifiesta en este planeta, y estamos descubriendo
la verdad de quién y qué somos en Dios.
El espíritu se mueve a través de
nosotros, inspira y despierta a la humanidad a su magnificencia espiritual. A
medida que lo humano se entrega a este anhelo Divino que nos llama desde el
interior de nuestro ser, la humanidad se abre a la luz ilimitada de la cual
somos hechos.
Somos el amor y el poder del Espíritu
manifiesto. Somos el florecimiento del Espíritu que se conoce a Sí mismo en
toda su sabiduría y gloria. De manera individual y colectiva, la
humanidad despierta a lo más elevado que mora en nosotros. ¡Qué bendición y que
milagro!
¡Mi corazón está lleno de alegría y gratitud
por esta realización de la verdad! Mi copa “está rebosando" con la
abundancia de la gracia de Dios y estoy repleta de un profundo agradecimiento
por este despertar.
Suelto y dejo ir mi palabra con fe y
confianza hacia la ley espiritual, la cual siempre responde con plenitud
rebosante. La dejo ir y observo cómo ocurren milagros.
Y así es.
Amen.
Angel Fiorito, RScP
Center for Spiritual Living, Santa Rosa
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