Hay una Vida. Es la vida del Espíritu. Esta vida está siempre orquestando la unidad y la interconexión de toda la creación. La paz, el amor, la alegría y la armonía son los dones de esta Vida Divina.
Yo estoy incluido en esta Vida Divina como una expresión de Su unidad e interconexión. Soy el destinatario de los regalos de paz, amor, alegría y armonía.
Yo soy un aspecto de la Vida Divina, y, por tanto, participo conscientemente de la comunidad divina. Veo la belleza de la diversidad, y valoro la expresión única de cada persona con la cual me encuentro. Abro mis oídos y mi corazón para escuchar a los demás. Acepto a las personas tal y como son y como están. Comparto los regalos del espíritu en todas mis relaciones.
Agradezco la consciencia del poder de la divina comunidad y la unión que brinda.
Dejo ir esta palabra de oración hacia el aspecto creativo de la Vida Divina.
Y así es.